Muchas gracias por visitar mi página web dedicada a la Fotografía de Naturaleza. En ella espero compartir contigo mi más profunda admiración y respeto por el entorno natural y todos los seres que habitan en él.
Me considero ante todo un paisajista, un perseguidor de luces que generan y transforman espacios, pero también me encanta observar la relación particular de cada ecosistema con sus habitantes naturales, ya sean estos animales, vegetales o minerales.
Gustavo Verástegui Ferrero (Las Palmas de Gran Canaria, 1974)
Mi llegada a la fotografía de Naturaleza ha sido un largo viaje entre la fotografía como forma de arte y la Naturaleza como motivo principal de toda mi actividad fotográfica. Se inicia en 1993 en la Facultad de Bellas Artes, en la época “predigital” de cubetas, líquidos y una larga y penosa espera entre la toma y la foto final. Allí recibo mi primer curso tras descubrir la pintura, la escultura y el dibujo como formas de expresión y quedo de inmediato fascinado por esta forma artística capaz de materializar la mirada con un solo «click». Sin embargo, la lentitud del postprocesado fotoquímico junto al elevado coste de los materiales me hicieron aparcar la actividad, aún manteniendo mi ilusión intacta.
En 2011 vuelvo a la carga con mi primera réflex digital y después de haber probado unas cuantas disciplinas, mi interés se dirige casi de forma exclusiva hacia la Naturaleza, donde me encuentro como pez en el agua. Sucedió una época de intenso aprendizaje en el campo, de devorar libros y vídeos y de acumular fotografías como quien acumula experiencias con las que mejorar.
Al año siguiente entro en Fonamad (Asociación de Fotógrafos de Naturaleza de Madrid) donde evoluciono de forma exponencial gracias a los distintos compañeros con los que acabo compartiendo salidas e innumerables experiencias fotográficas. Con ellos forjo mi carácter «todoterreno», porque de todos ellos aprendo algo distinto. Lo mismo madrugo para fotografiar un amanecer, como lo hago para fotografiar un mamífero, un ave, un insecto o una planta. Y a pesar de que con el tiempo mi interés se haya centrado en el paisaje, mi espíritu de «navaja suiza» aún permanece intacto. Si tiene vida, tiene alma, y si tiene alma hay un motivo fotográfico para retenerla.